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PostHeaderIcon Mejora la temperatura de tu SSD con un disipador de calor


El uso de unidades SSD NVMe cada vez más rápidas tiene una contrapartida clara, el aumento en el ancho de banda lo es también en la energía consumida y con ello del calor liberado. Es por ello que se está haciendo necesario cada vez más el empleo de disipadores de calor o heatsinks para SSD M.2. La gran mayoría de placas bases nuevas ya los incorporan por defecto.



Una de las interfaces más utilizadas para alto rendimiento es PCI Express, la cual tiene una capacidad de entregar grandes cantidades de datos por segundo al ser una interfaz en paralelo, lo que la hace ideal para tarjetas gráficas y el caso que nos ocupa, las unidades SSD NVMe.

El thermal throttling es una tecnología que tienen algunos  componentes del PC para bajar el rendimiento a cambio de refrescarse a sí mismos. En el caso de las CPUs o GPUs, bajan la frecuencia; en el caso de las placas base, se degradan las fases antes y la placa base reduce su vida útil en el PC; en los SSDs, se bajan las velocidades de transferencia.

De un tiempo a esta parte el aumento de la velocidad ha venido acompañado de la necesidad de instalar heatsinks (disipadores pasivos) en nuestras unidades SSD M.2 para poder mantenerlas frescas el mayor tiempo posible. No nos olvidemos que los circuitos integrados necesitan ciertas temperaturas estables para funcionar.

El concepto del thermal throttling es uno que se lleva empleando desde hace años en la industria de la informática de consumo, y es uno que nos puede indicar que algo no funciona correctamente con las temperaturas de nuestros componentes. En este tutorial os explicaremos qué significa este concepto y cómo evitar que nos suceda en nuestros componentes.

SSD Thermal Throttling

En los últimos tiempos, los SSD en formato M.2 están a la orden del día incluso en ordenadores domésticos. Son dispositivos de almacenamiento muy rápidos y con un gran rendimiento, pero que por regla general se calientan bastante pudiendo generarse Thermal Throttling, un fenómeno mediante el que reducen su rendimiento para preservar la temperatura y su integridad. Te preguntarás si tu SSD M.2 necesita un disipador a raíz de esto, así que vamos a proceder a realizar nuestras propias pruebas de rendimiento para comprobarlo.



¿Por qué hay que mantener fresco nuestro SSD?


Por lo que os hemos ido explicando hasta ahora muchos ya habréis llegado a la respuesta: mantener la unidad a la temperatura adecuada. El objetivo no es otro que evitar el ahogamiento térmico que ocurre cuando un componente tiene demasiada temperatura, ya que cuando este ocurre se activan las contramedidas correspondientes que suelen ser la rebaja en la velocidad de reloj y el voltaje.

No olvidemos que la clave en el rendimiento de una unidad SSD NVMe se basa en dos elementos, siendo uno de ellos es la controladora flash. Por lo que si esta se calienta demasiado bajara su velocidad de reloj y, por tanto, su rendimiento. Por lo que nos interesa que la unidad no de sobrecaliente y la mejor solución es hacer uso de un heatsink sobre la unidad.

A medida que pase el tiempo, los métodos para refrigerar estas unidades de almacenamiento serán cada vez más complejos que un simple heatsink. Por el momento si tienes planes de comprar una unidad SSD NVMe te recomendamos acompañarla con un buen heatsink y más si usan una interfaz PCI Express 4.0 o de una generación posterior.



Los SSD M.2, mejor con disipador que sin él

Salta a la vista que incluso con una buena ventilación en la caja y con el SSD instalado en un zócalo M.2 en el que no recibe calor directo de la gráfica ni del procesador, el rendimiento de éste se ve mermado cuando no estamos utilizando un disipador. Y más que eso, obligar al dispositivo a que esté permanentemente trabajando a altas temperaturas también va a repercutir en la vida útil del mismo.

En resumen, el veredicto es que es mucho mejor ponerle un disipador a nuestro SSD de formato M.2, porque no solo trabajará a mejores temperaturas y evitaremos el Thermal Throttling obteniendo con ello un mejor rendimiento, sino que además prolongaremos su vida útil ya que lo tendremos trabajando dentro de un rango de temperaturas más adecuado.

 


El efecto inmediato del thermalt throttling en un SSD es bajar las velocidades de transferencia en picado, pero, ¿cuándo? Cuando la unidad alcanza una temperatura máxima fijada por el fabricante; a partir de ese momento, el SSD perderá mucho rendimiento y podemos verlo rápidamente (transferencia de archivos, tiempos de carga, descompresiones, etc.).

Hay que tener en cuenta que no todos los SSDs vienen con soporte de thermal throttling, así que debemos prestar más atención si el modelo que tenemos tiene activada esta tecnología o no. De antemano, deciros que la mayoría lo traen, así que simplemente es un apunte informativo.



 

¿Cuándo se activa el thermal throttling?

Lo que nos interesa saber es cuál es la temperatura máxima que nuestro SSD no debe alcanzar para que se produzca el thermal throttling. Hemos echado un vistazo a marcas principales y vemos que todas tienen el mismo radio de operación: de 0ºC a 70ºC.

Esto significa que el SSD va a entrar en thermal throttling en cuanto llegue a 70 grados celsius, pero no nos interesa tranquilizarnos si vemos nuestro SSD funcionando debajo de esos 70ºC. El SSD tiene que funcionar a unas temperaturas normales, ¿cuáles son?

  • Lo normal es que nuestro SSD esté entre 30 y 45 grados Celsius con una carga de trabajo normal.
  • Si se estresa con carga pesada, no debería pasar los 60ºC (salvo si hacemos un benchmark).
  • Cuidado con los benchmarks: reducen la vida útil del SSD.

Decir que los M.2 son más calientes que los de 2.5 pulgadas, y la razón está en las velocidades tan abismales que pueden alcanzar (especialmente los PCIe 4.0).

Por último, se dice que el thermal throttling es dinámico porque funciona por «etapas»:

  • Pre-thermal throttling: el SSD va a máximo rendimiento.
  • Thermal throttling: el SSD baja el rendimiento para refrigerarse.
  • Post thermal throttling: una vez refrigerado, vuelve a funcionar a rendimiento normal e, incluso, a máximo rendimiento.

 

De este modo, el rendimiento del SSD no baja para siempre, sino que vuelve a la normalidad cuando las condiciones térmicas son óptimas.

Disipadores para SSD M.2

Para terminar, el mejor consejo que os podemos dar para evitar el thermal throttling en vuestro SSD M.2: instalar un disipador pasivo (sin ventilador, para evitar innecesarios ruidos).



  • Sabrent Rockets M.2 2280 SSD
  • EZDIY-FAB M.2 2280
  • EK Water blocks EK-M.2 NVMe
  • ICY BOX IB-M2HS-70
  • Cryorig Frostbit M.2
  • EKWB EK-M.2 NVMe
  • Be Quiet! MC1
  • Be Quiet! MC1 Pro
 Recomiendo el Be Quiet! MC1 Pro es un poco más grueso, pero relación calidad-precio es uno de los que mejor refrigera. El EKWB EK-M es muy sencillo, muy poco grueso, apenas pesa nada.

La instalación es muy parecida en todas ellos, es pegar el disipador pasivo al los chips del SSD mediante cinta adhesiva resistente al calor.


Ya existen varios disipadores SSD con ventiladores, pero creemos que uso es totalmente innecesario.



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