viernes, 22 de marzo de 2024

Continúan los anuncios falsos de Broncano y Sobera en Twitter para timar con criptomonedas

Broncano le enseñó a Buenafuente el truco. Tomó su móvil, le inscribió en una plataforma de trading y en veinte minutos ganó 43 euros. Ese fue el momento en el que se cortó la emisión e irrumpieron en plató los agentes del Banco de España, temerosos de que "si todo el mundo se enteraba, el sistema bancario perdería clientes. La gente solo usaría sus tarjetas para retirar sus ganancias. Y esto no es rentable para el banco". Acto seguido, se da acceso a la plataforma milagrosa, que tiene aspecto de ser un exchange de criptomonedas.



Como ha inferido desde el principio del artículo, todo esto es mentira. El programa de Buenafuente se retiró de la parrilla hace tres años, el Banco de España no puede hacer detenciones y tampoco Broncano tiene pinta de ser un genio de las criptofinanzas. Se trataría de uno de tantos engaños que pululan por la red de no ser porque es mucho más intenso que cualquiera que se haya visto, tiene carácter global y, lo que es peor, Twitter no va a hacer nada por arreglarlo.

 Es una publicidad indestructible. Puedes bloquear 153 de estas cuentas… y siguen saliendo cada minuto. El analista de datos Javier Barriuso fue el primero en arrojar algo de luz sobre el fenómeno: "Son miles de cuentas, en su mayoría robadas. No hay ninguna de reciente creación y tampoco tienen apenas tuits publicados, lo que me hace suponer que pertenecen a usuarios que se registraron y no volvieron a utilizar la red social", explica.

Barriuso también ha detectado un patrón: "La mayor parte de los mensajes están enfocados (target) a hombres españoles de más de 35 años. Se ve que somos más propensos a ser estafados que las mujeres", dice entre risas. Son cuentas que operan en distintos países, solo cambian los personajes: en Brasil el detenido es Lula da Silva; en Estados Unidos, Oprah Winfrey y Sofía Vergara; en Inglaterra el exfutbolista Ian Wright… hasta el propio Elon Musk, dueño de la red social, no parece tener recatos a que su chiringuito esté lleno de imágenes de él esposado.

Estafa y venta de datos

Rodrigo G. es un chileno de 23 años que lleva diez viviendo en España. No suele leer los medios de comunicación y está en paro, dos factores clave para caer en la estafa. "Al principio solo me registré en AI Definity PRO. Bueno, miento, registré a varios de mis amigos y me puse a intentar operar. Metí lo mínimo, 250 euros, y vi cómo mis ganancias subían durante varios días. Pero claro, cuando intenté retirarlo, error en la página. Así durante 10 días consecutivos", lamenta Rodrigo.

"Intenté llamar y escribir a la empresa; nunca me contestaron. Pero lo peor fue cuando se lo dije a mis amigos: se volvieron locos, me dijeron que llevaban diez días recibiendo llamadas de distintos países del mundo ofreciéndoles todo tipo de servicios", continúa. Este medio también ha intentado ponerse en contacto con la empresa, con sede en Singapur, sin recibir respuesta en tres días.

Una vez se envía el dinero, no vuelve a haber contacto alguno con la plataforma

Este es un esquema clásico de los portales de estafa: pedirle al usuario, antes de nada, sus datos personales. Como saben que solo un pequeño porcentaje terminará pagando, siempre pueden vender los datos a otros estafadores. Son perfiles muy valorados en tanto que ya se han tragado un engaño…, ¿por qué no otro de enciclopedias o NFT? Por si tiene alguna duda, los estafadores han creado en paralelo cientos de páginas que se presentan como comparadores de servicios y que, por supuesto, otorgan la máxima solvencia a plataformas como AI Definity PRO.

"Si el dinero que ingresas va a parar al wallet de criptos de alguien… dalo por perdido. Es imposible saber a quién pertenece (tendría que declararlo el propio dueño) y tampoco es posible que la policía de un estado congele las cuentas. El dinero se perderá para siempre", afirma el analista Barriuso.

La desesperación de Musk

Este medio ha seguido el rastro de algunas de estas páginas para descubrir que no se trata de una sola estafa, sino más bien de una nueva forma de estafar. Los presuntos delincuentes se valen de herramientas de inteligencia artificial para generar páginas web, textos en un idioma que no conocen e incluso montajes de las figuras más importantes de cada país. Así, hay páginas alojadas en servidores de Rusia, de Estados Unidos, de Bielorrusia o de Nigeria. Esto es: no se trata de un mismo grupo, sino de distintos agentes que operan desde países donde gozan de cierta impunidad ante estos delitos.

Todo es culpa de Elon Musk. A finales de 2022, cuando adquirió Twitter, el sudafricano anunció un dramático recorte de plantilla que vendría acompañado del desbloqueo de cuentas que en el pasado se habían considerado que atentaban contra las normas. Estas dos señales dispararon la fuga de anunciantes, sobre todo de los más grandes, que no querían verse implicados en noticias negativas. L'Orèal, General Motors, General Mills, Audi, Volkswagen o Pfizer abandonaron la red para no volver.

 Para tapar el agujero, y a la desesperada, el equipo financiero de Twitter diseñó una estrategia que, a la larga, ha terminado por desvirtuar la red social: hacer pagar por la verificación. De este modo, ya no son los usuarios relevantes los que gozan de mayor visibilidad, sino los que pagan. Estos últimos, además, reciben fondos por crear conversaciones con muchas interacciones, de modo que se han disparado en Twitter mensajes polémicos, racistas o simplemente ofensivos que tienen como único objeto recibir muchas quejas. No importa que sean mensajes positivos o negativos: son dinero.

Esto también ha tenido un impacto en la publicidad de la plataforma. Al desmontar casi todas las filiales nacionales de Twitter, los anunciantes medianos y pequeños se han quedado sin interlocución. Si usted tiene una mercería en Segovia y quiere anunciarse en Twitter, ya no puede ir a las oficinas de Rafael Calvo en Madrid, sino que tiene que guisárselo y comérselo usted mismo. Cree un tuit, pinche en el botón "promocionar" y escoja cuánto dinero quiere gastar en la campaña. Va desde los 10 euros de un solo día de anuncio, hasta los 150.000 de todo un mes. Este es el método que utilizan los anuncios de Broncano y Sobera y no pasan ninguna revisión.

Por el nivel de impacto de algunos mensajes de estafa, casi dos millones de impresiones, podemos saber que los delincuentes están pagando el máximo a Twitter y que, por tanto, el engaño les está siendo rentable.

Según ProPublica, la campaña en redes sociales es hija de una editorial que viene teniendo lugar en los medios conservadores de Estados Unidos desde hace más de un año. El modus operandi es el mismo, utilizar falsas citas y acusaciones contra famosos, si bien allí nació para financiar pequeños medios que apoyan la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, con el paso del tiempo ha mutado en una estafa despolitizada y extendida a doce países. Aunque no se disponen de datos por países, la Federal Trade Commission de Estados Unidos cuantificó en 1.200 millones los dólares estafados por este método… solo en 2022. 


Fuentes:
https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2024-03-21/twitter-broncano-sobera-estafa-criptomonedas_3852353/

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