Matías Alaimo es argentino, llegó a España hace tres años y seducido por la promesa del trabajo asegurado se apuntó a un curso intensivo de programación conocido como bootcamp. "Me sonó tentador. Era un curso de siete meses al que no podías entrar si no sabías inglés ni pasabas un examen de lógica, así que daba la sensación de ser complejo", cuenta. "Eran 3.500 euros de matrícula y 13.000 euros a posteriori, a devolver cuando encontraras un trabajo con sueldo de más de 1.500 euros al mes. Me motivó y, en marzo del año pasado, me inscribí".
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Durante esos siete meses, Alaimo echó jornadas de ocho horas al día delante del ordenador (es en remoto) utilizando lenguajes como JavaScript y aprendiendo a crear aplicaciones con React. Pero una vez dentro, Alaimo —que no era ajeno al mundo del desarrollo, pues años atrás se había graduado en ingeniería informática en Argentina— tardó poco en decepcionarse.
"Lo primero que me llamó la atención es que el material no era propio: son vídeos de creadores populares en Youtube. Después, que había entrado gente que no sabía inglés e incluso que no sabía español y gente con cero conocimientos de programación. Estas personas abandonaron: porque no podían comunicarse o porque no tenían apego por la materia y solo entraron por la idea de un futuro mejor. La mayoría de profesores eran antiguos alumnos poco capacitados para enseñar: yo tuve que comprar algún curso en Udemy para entender cosas. Y las empresas que vinieron a la career fair [feria de empleo] a final de curso no contrataron a nadie: pedían años de experiencia".
Tras el bootcamp, Alaimo se matriculó en un grado de FP gratuito y terminó encontrando trabajo en tecnología. "El curso no tuvo ninguna influencia: la tuvo mi titulación previa, que yo daba por sentado que al no estar homologada nadie iba a escuchar", admite. Sus compañeros de promoción no tuvieron la misma suerte. De dieciocho que empezaron, solo terminaron once. De estos, solo tres (incluido el argentino) tienen trabajo, de acuerdo a la información proporcionada por otros alumnos. Uno de ellos es autónomo y aún no llega al sueldo mínimo exigido para devolver el préstamo. "Muchas de las cosas que nos prometieron no se han cumplido", dice este último. "Y no vale ese dinero, porque todo el material es público en Youtube. Lo comentamos y nos lo justificaron diciendo que esos vídeos están bien explicados y que ellos lo complementan con un pdf".
El curso que hicieron Alaimo y los otros dos alumnos consultados para este reportaje es el de Assembler Institute of Technology, una empresa fundada en Barcelona en 2019 que, asegura que el 93,24% de los alumnos que han pasado por allí tienen trabajo y que, de media, cobran 29.000 euros anuales, datos que distan mucho de la experiencia relatada por los alumnos. Respecto al uso de vídeos de Youtube, la compañía indica que los "recursos externos" no representan "más del 8%" del contenido del curso y que su filosofía es el "work integrated learning", que básicamente consiste en que el alumno se busque la vida. "Al no impartir 'teoría como tal' consideramos importante que el alumno tenga una guía de recursos externos para acceder a esa teoría (...) El mundo de la tecnología se mueve rápido y el día de mañana los alumnos tendrán que estar actualizándose continuamente buscando contenido en internet".
La empresa defiende que el contenido de Youtube es residual, pero lo cierto es que algunos de los youtubers que más salen en el curso están al tanto. Miguel Ángel Durán es Midudev en Youtube. Tiene 300.000 seguidores y un canal abierto en el que enseña desarrollo web y lenguajes de programación. "Ya me han escrito bastantes personas de ese bootcamp diciéndomelo. A veces incluso para pedirme soporte, seguramente pensando que es una colaboración que no es", explica a este diario. "Soy consciente, pero nunca lo he hecho público para no darles publicidad. Por desgracia, tampoco es el único bootcamp que tengo constancia que lo hace. Algunos usan mi material pero en lugar de usar los vídeos, los regraban tal cual".
Cuenta Durán que Assembler Institute of Technology contactó con él para colaborar, pero que él solo colabora con algunos bootcamps puntuales "que sé que son de fiar".
La explosión de los bootcamps (y los préstamos asociados)
El de Assembler Institute of Technology es uno de los muchos cursos intensivos (de entre dos y siete meses) de programación que han nacido en los últimos años en España. La alta demanda de profesionales en el sector tecnológico —uno de los sectores que más creció en afiliados en 2023— ha propiciado un 'boom' de la formación rápida y no reglada en programación, además del nacimiento de productos financieros asociados para que los interesados puedan pagársela.
Bcas, una empresa que trabaja con bootcamps, tiene una lista con treinta cursos a los que sitúa entre "los mejores de España". Esta compañía ha popularizado los Income Share Agreements, los préstamos en diferido (pagas cuando encuentras trabajo) a los que accedieron los alumnos de Assembler consultados. Bcas no ha respondido a numerosas solicitudes de información de este diario.
Fuentes:
https://www.epe.es/es/reportajes/20240406/trampa-cursos-aprender-programar-meses-100655847
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