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PostHeaderIcon Curiosidades sobre el nuevo CEO de Twitter: 11.000 millones, baños helados, faldas y la censura a Trump


 La marcha del polifacético CEO de Twitter, Jack Dorsey, abre camino a un ingeniero proveniente de la India prácticamente desconocido entre el gran público, llamado Parag Agrawal 


La marcha de Jack Dorsey (45) como CEO de Twitter venía siendo desde hace tiempo un secreto a voces en los mentideros de Silicon Valley. Él mismo decía que quería marcharse pero reconocía que estaba buscando una persona de su máxima confianza para heredar su imperio. Alguien con quien dejarlo todo atado y bien atado. Una tarea para la que ha dejado a cargo a un desconocido para la opinión pública con una personalidad radicalmente opuesta a la suya: el ingeniero Parag Agrawal (37), un cerebrito proveniente de la India sobre el que Jack ha elogiado que "siempre le importó mucho el trabajo".

Por contra, Jack Dorsey es definido como "un bohemio que acabó convertido en un multimillonario por error y que intenta retomar su camino original". Una frase del escritor Adam Fisher que sintetiza a la perfección el carácter del fundador de Twitter. 

Un hombre considerado una rara avis al frente de una de las empresas tecnológicas más poderosas del mundo. Un líder sobre el que existe un consenso que apunta a que es una persona con un mundo interior demasiado rico y con demasiados intereses vitales como para aguantar al frente de una de las empresas tecnológicas políticamente más influyentes.

De hecho, no es la primera vez que Dorsey abandona Twitter. Durante los albores de la red social, el norteamericano ocupó el asiento de CEO durante 15 meses hasta que en octubre de 2008 fue presionado para irse porque su pasión por el yoga y por la moda (estaba recibiendo clases de corte y confección porque quería lanzar su propia línea de faldas de tubo) le llevaron a desatender sus obligaciones como directivo. Sin embargo, nunca llegó a desvincularse del todo y el 1 de octubre de 2015 volvió al frente como CEO.



Por contra, Parag Agrawal, responde al estereotipo de directivo que gusta entre las empresas de Sillicon Valley: el de un cerebrito de las matemáticas que disfruta picando código ante el ordenador y que huye del foco de la opinión pública. Un cambio de rumbo celebrado por los inversores que ha provocado que las acciones de Twitter suban un 10% tras conocerse el anuncio sobre el nuevo liderazgo.

Agrawal es tan desconocido que hasta el día de su nombramiento su propia biografía de WIkipedia contaba con tan solo con unas escuetas líneas que decían que desempeñaba el cargo de director de tecnología de Twitter desde 2017 y de que Dorsey le había encargado liderar el proyecto Bluesky en busca de soluciones contra la desinformación y los bulos que circulan entre tuit y tuit.

La suya ha sido una carrera meteórica. Proviene de la ciudad de provincias de Ajmer en la India y es hijo de una maestra y un ingeniero nuclear. Con 17 viajó a Estambul para participar en una olimpiada de problemas de física y volvió a casa como ganador. A partir de entonces, estudió en la universidad de Bombay y sus buenas notas le llevaron a conseguir una beca en Stanford (EEUU) donde se doctoraría en computación para acabar fichando por Yahoo, Microsoft y, finalmente, por Twitter.

Aún más meteórica, pero mucho más dispersa, lo ha sido la carrera de Jack Dorsey. Miembro de una familia católica siempre profesó una gran espiritualidad que le ha llevado a interesarse por el yoga, por pasar largos periodos de tiempo en el extranjero estudiando filosofías orientalistas, meditando, o experimentando con distintas formas de ayuno o bruscos cambios corporales en busca de inspiración antes y durante sus años al frente de la empresa.

Según cuenta el Times, una de las últimas rutinas conocidas de Dorsey consiste en un baño de agua con hielo tras amanecer, seguido de meditación en una sauna y siete minutos de ejercicio físico intenso para después desayunar un brebaje de agua, sal y limón con el que aguanta en ayunas (para mejorar su concentración, según dice) hasta media tarde, cuando ingiere su única comida del día.

Dorsey nunca fue demasiado constante, pero eso no le impidió triunfar. Estudió en la Universidad de su Missouri natal y se cambió a la prestigiosa NYU de Manhattan para abandonarla un semestre antes de graduarse. Allí se le ocurriría la idea de crear Twitter, pero, entre medias, hizo sus pinitos como modelo para catálogos de ropa



Una época que él mismo recuerda con orgullo difundiendo fotografías de vez en cuando. La más icónica, un anuncio de una chaqueta de la marca Diesel a la venta por 289 dólares (255 euros al cambio actual), que Dorsey acompañó del pie de foto "llevo ropa cara para que tú no tengas que hacerlo". Un gusto por la moda que mantendría a lo largo de toda su vida pasando de estilismos básicos, a una etapa de obsesión por Dior o a sentir fascinación por el Wabi-Sabi, una filosofía orientalista que busca la belleza en la imperfección.

Sin embargo, pese a ser uno de los millonarios techie más excéntricos, Dorsey nunca ha despertado grandes odios sociales o mediáticos y sus rarezas siempre fueron contadas como las extrañas aristas de la personalidad de un genio. Sin embargo, todo cambió el 6 de enero de este año cuando, tras producirse el asalto al capitolio por parte de los seguidores del movimiento conspiranoico QAnon, decidió cerrarle la cuenta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump alegando que existía "riesgo a nuevas incitaciones a la violencia".

Un movimiento por el que Dorsey se ganó las críticas y la enemistad de pesos pesados de la derecha norteamericana como el comentarista estrella de la Fox, Tucker Carlson, que ha llegado a insinuar que Dorsey tenía problemas de adicción con el ácido (en referencia a los experimentos con "microdosis" de LSD de algunos famosos en Silicon Valley) y que ha acusado a Twitter en reiteradas ocasiones de censurar cuentas de gente "cuyas opiniones no les gustan".

Un talón de Aquiles político que los propios usuarios de Twitter también parecen haberle encontrado a Agrawal el mismo día de su nombramiento rebuscando entre sus tuits antiguos

"Si no van a hacer distinción entre musulmanes y extremistas, por qué debería distinguir entre gente blanca y racistas", reza un mensaje (escrito entre comillas) por el propio Agrawal el 26 de octubre de 2010. Un tuit ahora rescatado y difundido en masa entre la sorpresa, la ironía -"Bienvenido a Twitter", es uno de los comentarios más repetidos- y las acusaciones de racismo.. 

Un mensaje que hace más de una década pasó prácticamente inadvertido y que el propio Agrawal trató de contextualizar en aquel momento explicando que era una cita textual del programa humorístico The Daily Show, muy popular entre la izquierda norteamericana.

De este modo, Jack Dorsey da un paso atrás haber amasado una fortuna de más de 11.000 millones de dólares gracias a la red social del pajarito y deja paso a Parag Agrawal, que en su primer día con el bastón de mando ya ha probado en carne propia el sabor de la polémica que caracteriza la red social que ahora debe dirigir.

Fuentes:

https://www.elmundo.es/loc/2021/12/04/61a7757de4d4d8ec448b45b0.html


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