China ha desplegado su nuevo caza de combate invisible e inteligente en su base aérea del Tíbet. El GJ-11 Sharp Sword, un avión no tripulado diseñado para misiones de ataque de precisión y reconocimiento, podría ya estar plenamente operativo y listo para el combate. De confirmarse, sería un paso definitivo en el plan de Pekín para convertirse en el ejército más avanzado y potente del planeta para 2030.

• Pekín ha activado sus Hongdu GJ-11 Espadas Afiladas, sus nuevos cazas de combate autónomos, 'invisibles', armados con misiles de todo tipo y con IA. Todo apunta a que puede estar ya plenamente operativo

 Este despliegue es la puesta en escena del futuro de la guerra aérea para el país asiático. Como apuntó el gobierno chino durante el último desfile militar en Pekín, "la inteligencia artificial está compitiendo por el dominio del aire y el espacio. [Los GJ-11] pueden llevar a cabo ataques sigilosos, lograr una amplia cobertura de área y operar en coordinación de forma autónoma, creando nuevas formas de futuro combate aéreo". Según el instructor de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación, Wang Hailong, el GJ-11 es "una parte clave de nuestras futuras capacidades de combate [para] penetrar las defensas aéreas enemigas". Éste es su rol fundamental: actuar como un ariete invisible, una 'espada afilada' (como dice su nombre) que abre una brecha en las redes de defensa más sofisticadas para que los cazas tripulados como el J-20 puedan atacar con impunidad.

La anatomía del depredador aéreo

Su concepto de ala volante sin cola vertical minimiza la firma de radar, haciéndolo extremadamente difícil de detectar. Con una envergadura de 14 metros y una longitud de 12,2 metros, su fuselaje está diseñado con un único propósito: ser un fantasma en el cielo enemigo. Esta configuración aerodinámica es la base de su capacidad para operar sin ser visto. 

A diferencia de aviones convencionales, el GJ-11 oculta su motor dentro del fuselaje, utilizando un conducto de admisión de aire en serpentina que impide que las palas del motor, altamente reflectantes al radar, queden expuestas. El armamento se transporta internamente en dos bodegas, eliminando los soportes externos que delatarían su posición en las pantallas de radar enemigas.

 Dentro de estas bodegas internas, el GJ-11 puede transportar una combinación letal de armas.Su carga útil incluye bombas de precisión guiadas por satélite y otros misiles diseñados para neutralizar objetivos de alto valor. Esta capacidad de ataque quirúrgico lo convierte en el arma ideal para las primeras fases de un conflicto, eliminando centros de mando, sistemas de radar y defensas antiaéreas antes de que el enemigo sepa que está bajo ataque. 

Su rango operativo en unos 4.000 kilómetros y su techo de vuelo en 12.000 metros de altitud. Estos números se traducen en la capacidad de despegar desde bases lejanas, volar alto para evitar defensas, atacar objetivos estratégicos y regresar a su base, todo ello de forma autónoma o bajo el control de un operador a cientos de kilómetros de distancia.

Pero el GJ-11 no está diseñado para actuar en solitario. Su concepto operativo es el de "compañero leal" de los cazas tripulados, especialmente del caza de quinta generación J-20. El dron vuela por delante de la formación, usando sus sensores para detectar amenazas o marcando objetivos sin arriesgar la vida de un piloto. También puede cumplir misiones de guerra electrónica, cegando y confundiendo las defensas adversarias para despejar el camino a la fuerza de ataque principal. 

El futuro del combate ha llegado

Si se confirma el despliege, China no sólo añade un arma avanzada a su arsenal, sino que arrance toda una nueva doctrina de combate. La integración de plataformas no tripuladas e inteligentes con aeronaves tripuladas es el pilar de la próxima generación de la guerra aérea, un campo en el que Pekín podría haber tomado una ventaja decisiva frente a EEUU. Este caza es una nueva prueba material de que el objetivo chino de modernización militar —que ha puesto 2030 como fecha límite para conseguir la superioridad frente a Washington— no es una simple declaración de intenciones.

Este despliegue del Sharp Sword es como el primer movimiento de peón en un nuevo tablero estratégico. Una guerra del futuro que se librará con enjambres de vehículos autónomos que saturarán las defensas y realizarán las misiones más peligrosas, donde arriesgar un piloto humano es inaceptable. Es un movimiento que demuestra que la era del combate aéreo totalmente autónomo ha comenzado. 

Fuentes:

https://www.elconfidencial.com/tecnologia/novaceno/2025-10-19/primer-caza-sin-piloto-desplegado-combate-aereo_4230499/