El joven recaudó más de 1 millón de dólares para la realización de un evento que ha contado también con conciertos y otras muchas actividades paralelas. El punto fuerte, por supuesto, ha sido la carrera de espermatozoide. Solo podía haber un ganador, que finalmente fue un joven de 20 años llamado Tristan Milker. Todo esto suena a broma, lo sabemos. 

Milker se ha hecho con un jugoso premio de 10.000 dólares en efectivo después de un fin de carrera bastante reñido. Durante la competición, varios médicos y entrevistadores encuestaron a los participantes sobre sus hábitos de salud: sueño, alimentación, tabaquismo… La idea es buscar una correlación entre la buena salud y la velocidad de los espermatozoides. Porque no, en la vida real no la gana la carrera el espermatozoide más rápido, pero al menos es necesario llegar hasta el óvulo y eso a veces es prácticamente imposible. 

Una carrera de espermatozoides con mucho público

La carrera de espermatozoides ha contado con estudiantes de diversas universidades y escuelas de Estados Unidos, la mayoría en torno a la veintena. Ha sido un gran evento con mucho humor y un poquito de concienciación y ciencia.

Tras los conciertos, los participantes depositaron muestras de su semen en la pista. Esta era, básicamente, una superficie en la que se imitan las señales químicas del tracto reproductivo para que los espermatozoides se muevan de una forma parecida a cómo lo harían en este. Esto es así porque el propio óvulo cuenta con señales que atraen a los espermatozoides. Si no, estos pasarían de largo. El trayecto, de apenas unos milímetros, se siguió a través de microscopios conectados a pantallas para que todo el público pudiese verlos.

Milker se alzó ganador tras superar en el último momento a Asher Proeger, un estudiante de 19 años de la Universidad de California. 

¿Si no gana el más rápido, quien lo hace?

En la carrera de espermatozoides organizada por estos estudiantes estadounidenses gana el más rápido. De eso no cabe duda. En la vida real, sin embargo, la cuestión es diferente.

El óvulo está rodeado de una membrana bastante gruesa, conocida como zona pelúcida, que permite la entrada de un solo espermatozoide. Una vez que uno logra rebasarla, casi siempre se cierra el paso para que no llegue ningún otro. Pero la zona pelúcida no es fácil de franquear. Los espermatozoides tienen dos herramientas para atravesarla. Por un lado, sus propios movimientos, que les sirven como el ariete de un soldado intentando atravesar una fortaleza. Y, por otro lado, una serie de enzimas que disuelven parte de esa zona pelúcida.

El primero que llega, ese espermatozoide más rápido, debilita la zona pelúcida, pero también se debilita él, por lo que no logra entrar. Lo mismo suele suceder con el segundo. Normalmente, los espermatozoides más rápidos allanan el camino para que otro, finalmente, pueda entrar. Es un trabajo en equipo. Recordemos que estamos hablando de los espermatozoides de una sola persona, no es ni mucho menos una competición.

El problema es que si solo hay unos pocos espermatozoides suficientemente móviles para llegar hasta el óvulo y debilitar la zona pelúcida, puede que ninguno llegue a entrar del todo. Por eso, sí que es bueno tener muchos espermatozoides rápidos y, sobre todo, móviles.

Esta carrera de espermatozoides ha sido un divertimento que pone en valor esos dos parámetros. Le recuerda a los jóvenes que es importante tener un estilo de vida sano si en un futuro quieren tener hijos. Y si encima ganan 10.000 dólares con la demostración, mejor que mejor. Son todo ventajas. 

Fuentes:
https://hipertextual.com/2025/04/carrera-de-espermatozoides