Linux, debido a su naturaleza software libre, es un sistema operativo amorfo del que existen muchas implementaciones diferentes y que cuenta con varias soluciones distintas para cada apartado. Lo que más sobresale de cara a los usuarios finales es el entorno de escritorio, así que vamos a aprovechar esta ocasión para exponer un poco sobre KDE Plasma, la solución más potente y flexible de los que hay para Linux dentro del segmento

Historia de KDE

KDE Plasma, todavía llamado KDE por muchos, es uno de los entornos de escritorio más antiguos que hay para Linux, si no es el que más. Su origen y nacimiento en 1996 fueron controvertidos debido a que estaba construido con Qt, un framework para crear aplicaciones gráficas que por entonces era privativo. El hecho de que Qt fuera privativo hizo que KDE fuera rechazado por la línea oficialista de la Free Software Foundation y como respuesta nacieron GTK y GNOME. Tras muchos movimientos y presiones, el código fuente de Qt acabó publicado, primero bajo una licencia propia y luego bajo GPL y algunas de sus variantes, aunque siempre bajo un modelo dual con vertientes privativa y libre.

Con el tema en torno a Qt zanjado, KDE Plasma destaca por ser un entorno de escritorio potente y flexible, por lo que para algunos encarna mejor los principios del software libre que GNOME, si bien eso realmente depende de la licencia y no de cómo se desarrolla, usa o implementa un software. Otro detalle importante que muchos valoran es su disposición predeterminada, la cual es muy similar a Windows y por ende resulta más familiar que GNOME para los usuarios procedentes del sistema de Microsoft.

El uso de KDE Plasma como nombre para el escritorio es para darle entidad frente al proyecto KDE, el cual abarca una gran cantidad de aplicaciones y otras iniciativas. El editor de vídeo Kdenlive y la aplicación de dibujo Krita han llegado a ser populares y a tener reconocimiento incluso más allá de Linux. Dentro del sistema operativo de código abierto, el principal sector en el que KDE aventaja a GNOME es la multimedia, si bien dentro de su catálogo hay soluciones y aplicaciones de todo tipo, incluso suites de ofimática y de juegos para niños.

Como ya hemos dicho, KDE Plasma destaca por ser flexible, característica que en este caso se traduce en altamente personalizable. El nivel de personalización que alcanza KDE Plasma es tal que puede ser modificado para que imite la disposición y el comportamiento de cualquier otro escritorio de los que hay para Linux. También sobresale la gran cantidad de opciones que pone a disposición en cada apartado, pero este punto, a veces, le termina jugando en contra.

Disposición tipo Windows

Es importante tener en cuenta que esto no se cumple en todas las distribuciones Linux. Si bien hay excepciones como Nitrux, KDE Plasma suele ser servido en la inmensa mayoría de los casos en su disposición predeterminada o una muy similar con algunos cambios estéticos, los cuales tampoco es que sean radicales en comparación con Brisa/Breeze, el tema oficial y de referencia de KDE.

Tener casi todos los elementos principales del escritorio en los mismos sitios que en Windows allana el camino de la transición de dicho sistema a Linux. Este factor es probablemente una de las razones de por qué la Steam Deck y su sistema operativo, SteamOS 3, usan KDE Plasma como interfaz de escritorio. Además, si el usuario lo desea, puede cambiar el comportamiento de la barra de tareas para que emule el comportamiento de Windows XP, un sistema operativo que muchos años después de su defunción sigue siendo bastante utilizado y que se mantiene muy vigente en el imaginario colectivo.

En resumidas cuentas, los usuarios de Windows se encontrarán cómodos con KDE Plasma, el cual posiblemente empiecen a usar de manera instintiva y sin grandes problemas para poner en funcionamiento las aplicaciones habituales.

Posibilidades de personalización casi infinitas

Otra de las características más destacadas de KDE Plasma son sus posibilidades de personalización casi infinitas, que permiten al usuario retocar prácticamente cualquier aspecto, desde el comportamiento y la decoración de las ventanas hasta la disposición del propio escritorio, pasando por cosas como el comportamiento de las esquinas.

Esto quiere decir que, si hay algo que desagrada al usuario de KDE Plasma, es muy probable que pueda inhabilitarlo o cambiar su comportamiento, y además podrá modificar todo o casi todo eso mediante interfaz gráfica. La gran cantidad de opciones y posibilidades aumentan las probabilidades de que un problema pueda ser resulto de forma gráfica en lugar de empleando la temida consola.

Sin embargo, las grandes posibilidades de KDE Plasma no siempre juegan a su favor, ya que en algunas ocasiones la configuración de ciertos aspectos puede terminar siendo caótica, pudiendo destacar aquí la salida de audio cuando se emplean diferentes interfaces en una misma sesión (por ejemplo tras intercambiar entre el HDMI y el típico chip Realtek empleado por los ordenadores compatibles).

Bajo uso de recursos

¿Sorprendido? Cierto es que en tiempos pasado KDE era un escritorio pesado, pero eso ha cambiado mucho desde el lanzamiento y sobre todo la consolidación de Plasma 5, que en un futuro no muy lejano será sucedido por Plasma 6, construido con Qt 6.

El trabajo a nivel optimización realizado por los desarrolladores de KDE Plasma en los últimos años ha sido realmente impresionante, tanto, que en la actualidad su elección frente a Xfce, un escritorio con fama de ligero, depende más de la gráfica que del procesador y la RAM. En lo que respecta a la gráfica, el factor determinante no es tanto el modelo como el driver, ya que cualquier gráfica que funcione con el driver AMDGPU o una integrada de Intel a partir de la octava generación de Intel Core va muy sobrada para ejecutar KDE Plasma. Desgraciadamente, Linux no ha contado con buenos drivers gráficos en su pila estándar hasta mediados de la década pasada.

Desde hace años no es necesario tener un ordenador potente para disfrutar de las virtudes del escritorio que nos ocupa en esta entrada, sino de uno que esté soportado con drivers de calidad. Dentro de Linux, el fabricante que tradicionalmente ha dado mejor soporte ha sido Intel, así que, cuantos más componentes de Intel tenga un ordenador, más compatibilidad debería tener con Linux, aunque todavía haya componentes que se le escapen al archiconocido kernel. A nivel de gráficas AMD Radeon es también una buena opción gracias a que se apoya en la pila gráfica estándar del sistema.

KDE Connect

KDE Connect es una de las joyas de la corona del proyecto. Se trata de una aplicación para KDE Plasma y móviles que permite realizar una gran cantidad de tareas de forma remota. El usuario puede controlar la reproducción de los contenidos multimedia desde su móvil, sincronizar el portapapeles, enviar órdenes predefinidas a la computadora, sincronizar las notificaciones y pone a disposición un touchpad y teclado virtuales que funcionan de manera remota.

Para usar KDE Connect, tanto el ordenador como el móvil (Android o iOS) tienen que estar conectados a la misma red (por Wi-Fi, no por Bluetooth). Para la conexión emplea el protocolo de cifrado TLS, usa SFTP para la transferencia de ficheros y para usarlo es importante tener abierto el puerto 1764 tanto en UDP como en TCP.

KDE Connect se ha ido expandiendo para ser un desarrollo multiplataforma con soporte para Windows y puede funcionar sobre GNOME a través de la extensión GSConnect. También existe una aplicación en fase temprana para macOS.

Respeta tu privacidad

La privacidad es otro de los valores esgrimidos por el proyecto KDE. Aunque el escritorio Plasma ha implementado telemetría para suministrar a los desarrolladores información sobre la plataforma utilizada y algunas configuraciones, dicho mecanismo se empela de manera transparente y, como no, es totalmente voluntario. Otro punto que juega a su favor es el hecho de estar radicado en Alemania y no Estados Unidos, así que para algunos puede representar una oportunidad para apoyar tecnología de origen europeo en lugar de estadounidense.

Y una vez más, nos encontramos con el hecho de que KDE es software libre y emplea siempre o casi siempre licencias GPL, lo que garantiza la transparencia y que el código fuente pueda ser auditado de forma libre, independiente y sin compromisos por cualquier persona. Cierto es que este modelo no es una panacea, pero es mejor que las draconianas condiciones en materia de confidencialidad que llegan a establecer corporaciones como Microsoft cuando se trata de auditar su software.

Distribuciones recomendables para usar KDE Plasma de forma “precocinada”

• KDE neon: Oficialmente no es una distribución, pero tiene todo lo que necesita para ser una distribución menos la consideración oficial. Se basa en Ubuntu LTS y es un producto del proyecto KDE, así que puede ser considerado como su sistema operativo oficial. Es una interesante combinación que pone toda la pila de KDE a la última y sobre la base relativamente estanca de Ubuntu LTS.
• openSUSE: La distribución del camaleón ha sido tradicionalmente una de las mejores opciones para usar KDE Plasma, si bien con el paso de los años ha ido perdiendo terreno frente al empuje de Manjaro y otras como Kubuntu, que ha pasado de ser la gran apestada a una opción más que respetable. El usuario tiene a su disposición dos sistemas mutables, Leap, con software estanco, y Tumbleweed, una rolling release extrema que siempre a la última. Por lo demás, lo que más sobresale es YaST, un potente panel a nivel de administrador que permite configurar de forma gráfica muchas partes del sistema.
• Manjaro: Una derivada de Arch Linux que se ha hecho muy popular por ser frente a su distribución madre lo que es Ubuntu frente a Debian. Manjaro es un sistema que lo sirve todo precocinado y cuenta con un pequeño panel de control a nivel de administrador para acceder al asistente de los drivers y a la gestión de los kernels, todo de forma gráfica.
• Fedora: Al igual que Kubuntu, otra apestada que ha ido ganando enteros con el paso de los años. Fedora es una distribución que tiene una estrecha relación con GNOME, pero su spin con KDE Plasma ha mejorado mucho a nivel cualitativo en los últimos años y ha ganado bastantes adeptos. Por lo demás, se trata de una distribución fuertemente orientada a la automatización, que suministra software muy reciente y es la que estrena la mayoría de las tecnologías nuevas que llegan a Linux, como por ejemplo PipeWire por nombrar un caso reciente.