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PostHeaderIcon Se hacen con el control de una presa durante 4 horas en Noruega


Ya no se trata solo de robar contraseñas o bloquear ordenadores personales, sino que ahora el nuevo objetivo de los ciberataques son las infraestructuras críticas. Y un ejemplo claro es un grupo que logró tomar el control de una presa en Noruega durante cuatro horas

 


 

 

Un ciberataque hackea una presa en Noruega y provoca que esté abierta sin control durante horas

  • Los piratas informáticos lograron controlar remotamente una presa en Noruega gracias a una contraseña débil, abriendo las compuertas y liberando casi 500 litros de agua por segundo.

 

Tiempo suficiente como para haber causado un desastre de gran escala si las condiciones hubieran sido diferentes. Lo que ocurrió cerca del lago Risevatnet demuestra hasta qué punto estamos expuestos cuando la ciberseguridad se subestima.

Una contraseña débil que pudo costar muy caro

De acuerdo con medios locales, los atacantes accedieron al sistema de control remoto a través de un panel web protegido únicamente con una contraseña débil y fácil de adivinar, por lo que no hubo técnicas avanzadas de hackeo, solo una mala práctica de seguridad.

 

Durante cuatro horas, pudieron actuar sin ser detectados. En ese tiempo, abrieron por completo la válvula de flujo mínimo, lo que incrementó la salida de agua en casi 500 litros por segundos, pero afortunadamente, la infraestructura soportó el aumento. Pero si las condiciones meteorológicas hubiesen sido otras, el desenlace habría sido muy distinto.

No fue hasta días después cuando las autoridades noruegas recibieron el aviso y comenzaron a investigar, por lo que la respuesta tardía dejó en evidencia no solo la falta de protocolos de detección, sino también una negligencia evidente en los sistemas de protección básicos. Según reconocieron responsables del operador de la presa, no se cumplían ni los mínimos estándares de ciberseguridad.

Cabe señalar que el acceso se produjo por una brecha elemental, una contraseña predecible en un sistema accesible desde internet, un error que cualquier auditoría habría detectado en segundos, pero no se detectó. Una cadena de fallos que, por poco, no se convierte en catástrofe.

Expertos en seguridad critican que, aunque los sistemas industriales han incorporado tecnologías modernas, la seguridad no siempre evoluciona al mismo ritmo. Lo de Risevatnet no fue un ataque complejo, sino una muestra de cómo un descuido puede tener consecuencias graves cuando se trata de sistemas que gestionan recursos esenciales.

 

Lo que podría haber pasado

Si bien no hubo daños materiales, las consecuencias potenciales eran preocupantes, con una apertura prolongada o repetida podría haber provocado inundaciones, afectar a infraestructuras cercanas o poner en peligro comunidades próximas. 

 

Bastaba un cambio en las condiciones para que el incidente escalara rápidamente. En un entorno automatizado, la seguridad física ya no lo es todo, por lo que un error digital puede ser igual o más destructivo que una avería mecánica.

Este tipo de casos no se limita a Noruega, ya que cada vez más infraestructuras críticas en todo el mundo —centrales eléctricas, plantas de tratamiento de agua, redes de calefacción— dependen de sistemas conectados y automatizados. Y muchas de ellas aún trabajan con software desactualizado, contraseñas sin cifrar o accesos mal gestionados.

Mientras la inversión se ha centrado en reforzar estructuras físicas, los accesos digitales siguen siendo vulnerables. Es como blindar la puerta principal y dejar la ventana abierta, esto significa que lo de Risevatnet no es un caso aislado, es un ejemplo de lo que puede pasar cuando se descuida lo más básico.

 

Tras el incidente, el gobierno noruego ha lanzado una revisión completa de sus infraestructuras digitales. Se están actualizando sistemas, reforzando el control de accesos y acortando los ciclos de auditoría. 

Del mismo modo, se ha puesto el foco en la formación del personal, uno de los eslabones más débiles cuando se trata de ciberseguridad operativa. Las autoridades han dejado claro que ya no se puede tratar la seguridad digital como un añadido, se debe formar parte del diseño básico de cualquier infraestructura crítica, desde el primer momento.

Este tipo de ataques no avisan, puesto que no usan fuerza física ni requieren grandes recursos, solo necesitan una contraseña débil o un sistema desactualizado para acceder. La lección es clara: o se toman medidas preventivas reales o habrá una próxima vez, y puede que no haya tanta suerte.

Que un grupo de piratas informáticos pueda abrir las compuertas de una presa sin ser detectado durante horas puede ser imposible para muchos, pero ha ocurrido. Y lo peor de todo es que volvería a pasar si se sigue dejando en segundo plano la ciberseguridad.

 

Una presa abierta durante cuatro horas

El incidente tuvo lugar en la presa del lago Risavatnet, ubicada cerca de la ciudad de Svelgen, al suroeste de Noruega. La presa es gestionada por la empresa Breivika Eiendom, cuyos técnicos fueron los primeros en darse cuenta de que algo no iba bien. El 7 de abril descubrieron que la válvula había sido abierta completamente sin autorización y que llevaba más de cuatro horas en esa situación.

La investigación inicial reveló que los atacantes lograron acceder al sistema a través de una interfaz web mal protegida. Según explicó el responsable técnico de la empresa, Bjarte Steinhovden, el panel de control no contaba con una contraseña suficientemente segura, lo que facilitó la intrusión. Esta debilidad permitió que los atacantes burlaran la autenticación y accedieran directamente al entorno de tecnología operativa, el cual controla los sistemas físicos de la presa.

El ciberataque encendió todas las alarmas. Apenas tres días después, se notificó a las autoridades noruegas, entre ellas la NSM (Autoridad de Seguridad Nacional), la NVE (Dirección Noruega de Recursos Hídricos y Energía) y la Kripos (unidad especial de la policía nacional). Desde entonces, se ha abierto una investigación para esclarecer quién está detrás del ataque y cómo pudo llevarse a cabo con tanta facilidad.

Consecuencias físicas sin daños graves

A pesar del caos inicial, el ciberataque no provocó una catástrofe. Según datos compartidos por medios locales como Energiteknikk, la apertura de la válvula solo generó un caudal adicional de 497 litros por segundo. El lecho del río, por suerte, está preparado para asumir hasta 20.000 litros por segundo, por lo que no se registraron inundaciones ni daños materiales. Aun así, la situación puso de manifiesto los riesgos que implica un ciberataque cuando afecta a una instalación física.

Este incidente ha servido para recordar que incluso los ataques aparentemente sencillos pueden tener consecuencias serias. En este caso, la falta de medidas básicas de ciberseguridad, como una contraseña robusta o la autenticación multifactor, bastó para que alguien tomara el control de una infraestructura clave.

El ciberataque mira ahora el sector energético, no solo a una presa

Aunque por ahora no se ha atribuido el ciberataque a ningún grupo específico, los investigadores no descartan que pueda tratarse de una acción de hacktivismo o incluso de algún actor con motivaciones geopolíticas. En los últimos años, las infraestructuras energéticas europeas se han convertido en objetivos frecuentes de campañas de sabotaje digital.

De hecho, la facilidad con la que se accedió al sistema refuerza la hipótesis de que fue un ataque de oportunidad más que una operación sofisticada. Sin embargo, no por ello deja de ser preocupante. Que una acción tan sencilla pueda afectar una presa y provocar su apertura durante horas plantea preguntas serias sobre cómo están protegidas nuestras infraestructuras críticas.

Casos similares con impacto físico

Este no es el primer caso en que un ciberataque causa efectos tangibles. En 2021, un hacker logró acceder al sistema de una planta potabilizadora en Oldsmar, Florida, e intentó alterar los niveles de hidróxido de sodio del agua. Afortunadamente, el intento fue detectado a tiempo y no llegó a afectar a la población.

Otro ejemplo grave se dio en Ucrania, donde entre 2015 y 2016, diversos ataques cibernéticos atribuídos a actores rusos lograron desconectar parte de la red eléctrica, dejando sin luz a miles de ciudadanos.

Los ciberataques con consecuencias físicas suponen un desafío creciente para los gobiernos. La digitalización de infraestructuras ha traído enormes ventajas, pero también ha abierto nuevas puertas de entrada para los atacantes.

Fuentes:
https://computerhoy.20minutos.es/ciberseguridad/hackers-hacen-control-presa-durante-4-horas-pudo-ocurrir-autentico-desastre-1470926 

https://bitlifemedia.com/2025/07/ciberataque-hackea-presa-noruega/ 


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