Para entender qué relación tan beneficiosa y lucrativa puede tener Anguila, una pequeña isla caribeña de apenas 15.000 residentes, con el auge e impacto de la inteligencia artificial en el planeta, tenemos que remontarnos a una decisión tomada a finales de la década de 1980 a través de la Autoridad de Números Asignados en Internet (IANA). Entonces, se decidió asignar a países y regiones de interés geográfico sus propios dominios de dos letras, y Anguila recibió una por entonces anodina elección al azar: .ai.

Lo que entonces nadie celebró ni mucho menos imaginó, es que pasadas tres décadas de aquella decisión, el diminuto Territorio Británico de Ultramar tiene entre manos un lucrativo negocio en el que prácticamente no tiene que hacer, nada más que esperar a que acabe el mes y ver cuánto suena en esa máquina imaginaria de hacer billetes  que da forma a los miles de dominios que van surgiendo en el planeta. Y todo gracias al auge imparable de la inteligencia artificial (AI en sus siglas inglés).

Según ha contado al medio IEEE Spectrum sobre los orígenes de todo Vince Cate, quien gestiona los registros de dominios para el gobierno de Anguila:

Llegué a Anguila en 1994. Comencé con un negocio de correo electrónico, porque no había correo ni Internet en esta isla. Y quería tener un nombre de dominio que fuera .ai. Entonces me comuniqué con Jon Postel; él era quien estaba a cargo de todos estos dominios de nivel superior. Dijo, no hay nadie ejecutando .ai, ¿quieres hacerte con .ai? Y dije: “Está bien”. ¡Así fue realmente!

En algún momento dije, esto no debería estar a mi nombre, ¿verdad? Entonces cambié el contacto administrativo [IANA] para que fuera el gobierno de Anguila. Alguien más vio eso y convenció al gobierno para que se lo diera, así que fue a esta empresa en Taiwán. Después de un par de años, desaparecieron. No respondieron correos electrónicos ni llamadas telefónicas ni nada. Y lo recuperamos. Varios países pequeños quedaron realmente arruinados al perder sus nombres de dominio, y yo diría que estuvimos cerca.

Cate cuenta que el momento del gran cambio se produjo el 30 de noviembre de 2022, cuando salió ChatGPT. En los cinco meses siguientes, las ventas aumentaron casi cuatro veces. “Luego se estabilizaron en este nuevo nivel, mucho más alto. Es simplemente una locura: ya representamos como un tercio del presupuesto del gobierno”, cuenta.

No solo eso. Cate parece un tipo que ha mirado por el bien de la isla en vez del suyo personal. A diferencia de, por ejemplo, Tuvalu (.tv), donde entregaron sus registros de dominios a una gran empresa que los gestiona y se han quedado “encerrados” en un contrato durante 50 años, Cate quiso que Anguila se llevara de forma local, “así que el gobierno se queda con casi todo el dinero. Y eso no es lo que estaba pasando en Tuvalu, ¿verdad? La mayor parte del dinero no iba al país”.

Por tanto, a Anguila le ha tocado la lotería con el dominio asignado. Un dinero mensual que la pequeña isla puede destinar en lo que quiera, y que los primeros meses ha servido para pagar parte de su deuda y para eliminar los impuestos a la propiedad de los edificios residenciales. 

Fuentes:

https://ludd.es/como-el-impacto-de-la-ia-le-esta-reportando-millones-de-dolares-mensuales-a-una-diminuta-isla-del-caribe/

https://spectrum.ieee.org/ai-domains