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PostHeaderIcon Historia del nacimiento de Kazaa después del éxito de Napster


Agosto de 2012. Kazaa deja de existir. Si bien el 28 de julio de ese año su web se mantenía en pie, el 2 de agosto pasó a ser un fondo gris con la frase, traducida del inglés, “Te agradecemos tu interés en Kazaa. Sin embargo, ya no ofrecemos un servicio de música”. Y, debajo, a modo de epitafio, el logo de Kazaa y el lema “Music Everywhere”. Música en todas partes. Pero la muerte de Kazaa se produjo antes, cuando el público abandonó este programa de intercambio de archivos por su exceso de publicidad. Y, sobre todo, porque contenía malware. Una historia de éxito que acabó pormalas decisiones empresariales y la persecución judicial de discográficas y majors.





  •  El éxito de Napster propició el lanzamiento de varias apps que ayudaban a intercambiar archivos entre particulares. Una de ellas fue Kazaa. Esta es su historia. 

El debate vuelve por las subidas de precios de las plataformas de contenidos. Los programas P2P de intercambio de archivos surgieron porque no había manera de comprar música, series o películas por internet. Y aunque hemos vivido unos años tranquilos con una o dos plataformas, a buen precio, las decisiones más polémicas de esas plataformas están empujando al consumidor a darse de baja, compartir cuentas o desempolvar programas como eMule, BitTorrent o servicios como Mega. Para más inri, los catálogos eliminan contenido y convierten el P2P en un almacén colectivo para que perduren series y películas que corren el riesgo de desaparecer.

Pero volvamos al pasado para entender como es nuestro presente. Si bien la prensa demonizó el P2P y tituló sus artículos con titulares como el de Forbes de 2018, “Los sitios de piratería que casi destruyen la industria de la música”, en realidad fue la mal llamada piratería la que ayudó a la industria a evolucionar. El gran público quería consumir música y cine en sus dispositivos electrónicos. La industria no satisfacía esta demanda. Y los programas compartición de archivos cubrieron ese hueco. De ahí el éxito de Napster, uno de los pioneros. O de Kazaa, el programa P2P del que todo el mundo hablaba porque era fácil de usar y funcionaba muy bien. Cualquiera podía usarlo.

El nacimiento de las descargas compartidas

Compartir nos hace humanos. Y uno de los pilares que han hecho de internet lo que es hoy en día. No es de extrañar que durante toda su historia, hayan surgido protocolos, programas y métodos más o menos sofisticados para intercambiar archivos entre dos o más ordenadores. Ya en la década de 1980 se compartían contenidos digitales en los grupos BBS. Luego vendrían los servidores FTP, Usenet y el IRC



Irónicamente, existían el formato MP3 y el programa Winamp para reproducir archivos MP3. Pero no había una manera de obtener música MP3 de la industria musical. La respuesta vendría por parte de programas como Audiogalaxy (1998) o Direct Connect (1999) o iMesh (1999). Pero el que se llevaría el éxito, y de paso, las denuncias judiciales, sería Napster (1999). Napster permitía compartir tus canciones MP3 con otras personas. Las conexiones eran lentas y se podían cortar, por accidente o intencionadamente, pero permitía ampliar tu catálogo de canciones sin comprar el álbum entero. Hasta 2003 no llegaría iTunes y su propuesta de una canción por un dólar. Además, integraba un chat y podías buscar canciones o curiosear el catálogo de los demás usuarios para descargar directamente. No es de extrañar que Napster llegase a tener 80 millones de usuarios registrados en sus mejores tiempos.

El final de Napster era inevitable. Cuando la industria musical se enteró de su existencia, emprendió acciones legales. De manera que en el verano de 2001, la red de Napster cerraba. Y la empresa detrás de este programa pagaba una indemnización millonaria. Pero el público quería música para reproducir en sus teléfonos, reproductores MP3 y ordenadores. Las discográficas se resistían a ello. Y aunque Napster dejó de existir, por entonces ya había toda una serie de programas y protocolos P2P para compartir música. Y lo que fuera.

A rey muerto, rey puesto: la historia de Kazaa

Kazaa, antes KaZaA, sale a la luz en marzo de 2001. Pocos meses antes del final precipitado de Napster. Y la paternidad está muy compartida. En primer lugar, está el protocolo que hace posible el funcionamiento de Kazaa. Se llama FastTrack y fue desarrollado por un grupo de programadores estonios liderado por el también estonio Jaan Tallinn. Todos ellos trabajando en la empresa BlueMoon Interactive. Su web sigue en pie y nos recuerda que son los padres del protocolo P2P FastTrack

BlueMoon Interactive vendió este protocolo a Niklas Zennström, emprendedor sueco, y Janus Friis, programador danés. Ambos tenían una empresa con sede en Países Bajos, Consumer Empowerment, y trabajaban en lo que sería Kazaa, el programa de ordenador, y que necesitaba un protocolo para funcionar. Y más adelante crearían otra empresa, Joltid, especializada en P2P y que gestionaría FastTrack y Kazaa. Sea como fuere, gracias a este protocolo P2P fue posible la existencia de Kazaa pero también de Grokster e iMesh, entre otros. No solo eso.  

El éxito financiero de Niklas Zennström y Janus Friis vino de Skype. Esta app de llamadas por internet fue comprada por Microsoft por 8.500 millones de dólares. Y, por su culpa, millones de usuarios nos quedamos sin Windows Live Messenger. El caso es que ambos emprendedores contrataron los servicios de los estonios BlueMoon Interactive, los responsables de FastTrack, para crear Skype. Que, curiosamente, se basaba inicialmente en el protocolo FastTrack para realizar las llamadas. Skype se publica online en el verano de 2003. Dos años más tarde, eBay lo compra por 2.600 millones de dólares. Más tarde, en 2009, habrá otro cambio de propietarios y, finalmente, aparecerá Microsoft con su talonario.

Kazaa tenía todo de su parte para triunfar

El éxito de Kazaa tiene fácil explicación. Mientras que la mayoría de programas P2P de la época se limitaban a compartir música, Kazaa ofrecía de todo: películas, fotografías, documentos… Además, se conectaba automáticamente a la red y no requería ninguna configuración previa complicada. Cualquiera podía manejarlo sin problemas. Buscabas, encontrabas y a descargar. El boca oreja hizo el resto, hasta el punto de hacerse popular entre internautas que nunca habían oído hablar de Napster ni estaban familiarizados con otros programas P2P más de nicho como eDonkey2000, eMule, Soulseek o Morpheus.

En cuanto a sus características, ofrecía la posibilidad de descargar varios archivos de manera simultánea y de varios proveedores a la vez. La primera parte, ya estaba disponible en Napster. Pero cuando ese usuario se desconectaba, adiós a la descarga. Kazaa, en cambio, descargaba el contenido de dos o más usuarios. Más rápido y menos cortes. Otro detalle interesante es que tú decidías qué carpetas compartías con los demás usuarios, carpetas cuyo contenido se indexaba en la red de Kazaa. Y que permitía obtener más de 3.000 resultados por búsqueda. Un hito para la época.

Otro gran detalle técnico de Kazaa era que, a diferencia de Napster, se trataba de una red descentralizada. Es decir, no había un servidor que pusiera en contacto a los usuarios entre sí. Las conexiones se sucedían de manera directa, sin intermediarios. Eso sí. Los ordenadores de los usuarios actuaban a modo de nodos y podían ser de dos tipos. Nodos normales o supernodos. Estos últimos eran ordenadores más potentes y con ancho de banda mayor. Y podían hacer frente a más peticiones o a tareas más complejas en la gestión de la red de Kazaa. Se estima que había 30.000 supernodos. Y que cada uno podía servir a entre 60 y 150 nodos.

El peso de la ley

No hizo falta mucho tiempo para que la industria musical pusiera en marcha su maquinaria legal. Como hemos repetido varias veces, Kazaa nace cuando Napster está siendo juzgado. De manear que cuando Kazaa empieza a tener éxito, de manera inmediata, en el mismo 2001 de su nacimiento ya se las ve con su primera querella. Primero en Países Bajos, donde radica su sede. Y más tarde, una segunda denuncia por parte de la industria musical y audiovisual de Estados Unidos

Para protegerse legalmente, los responsables de Kazaa, Niklas Zennström y Janus Friis, deciden traspasar la propiedad de su programa de intercambio de archivos a Sharman Networks, una empresa creada por ellos mismos pero con sede física en Australia y razón social en Vanuatu. Y los servidores de la empresa estaban alojados en Dinamarca. Por suerte, el juicio que tenían en Países Bajos acaba bien. El juez considera que la empresa detrás de Kazaa no tiene responsabilidad en lo que los usuarios hagan en su red de compartición de archivos.

Pero en Estados Unidos la historia es distinta. El juicio es contra Kazaa pero también contra Grokster y MusicCity. Y los denunciantes son discográficas y estudios de cine. En esta ocasión, el proceso judicial es largo, tedioso y costoso. Claro está, Sharman Networks no tiene la capacidad de hacer frente un juicio de esas dimensiones como sí pueden hacer la industria del audiovisual. Por ello, en el verano de 2006, llegan a un acuerdo. Sharman Networks pagará 100 millones de dólares a Universal Music, Sony BMG, EMI y Warner Music. Y como parte del acuerdo, Sharman convertirá Kazaa en una plataforma legal de descarga de música.


Las malas prácticas llegan a Kazaa

Pero no acaba ahí la persecución al P2P. En Australia también habrá juicio contra Kazaa. Y de vuelta a Estados Unidos, la RIAA, es decir, la Asociación de la Industria Discográfica de América, denunció a usuarios de Kazaa en septiembre de 2003. Un sinsentido que solo tenía como objetivo asustar a los internautas y que consiguió su objetivo. Varios de los demandados accedieron a pagar 3.000 dólares a modo de acuerdo y a cambio de no seguir con el juicio.

Dejando la maraña judicial a un lado, la estrategia de Kazaa en adelante es convertir su exitoso programa en una plataforma legal. Ya en 2003 lo intentan en colaboración con Streamwaves. Introducen un sistema de escucha previa de 30 segundos de las canciones que buscan redirigiendo al servicio de música de pago de Streamwaves.

Por motivos varios, otra estrategia que sigue Kazaa consiste en introducir malware en las sucesivas actualizaciones de su programa estrella. En el mejor de los casos, ese malware era de tipo adware, es decir, que mostraba publicidad dentro y fuera del propio programa. En el peor de los casos, te encontrabas con spyware, programas ocultos que recopilan información del usuario sobre qué hace en su PC y/o con el navegador web. Unas prácticas reprochables y que hicieron que muchos decidieran abandonar Kazaa. O, al menos, el programa oficial. 

La familia crece

Si fuiste usuario de Kazaa, tal vez no lo fueras del programa original. Es posible que, en su lugar, conocieras Kazaa Lite o Kazaa++. Eran versiones no oficiales creadas por otros desarrolladores y empresas con distintos fines. Estos dos ejemplos, los más populares, pretendían poner fin a la introducción de malware y bloatware. Versiones limpias y libres de virus para compartir archivos sin llenar tu PC de anuncios o programas que lo volvían más lento.

Estos parientes cercanos de Kazaa llegaron a incorporar parches que eludían limitaciones de la propia red de intercambio de archivos. Por ejemplo, hacer búsquedas sin límites, obtener más fuentes para descargar un mismo archivo, aumentar el nivel de participación para así mejorar la velocidad de descarga… Más adelante surgieron versiones de las versiones, como K-Lite, que necesitaba el ejecutable original de Kazaa para funcionar. O el popular Kazaa Lite Tools. O los posteriores Kazaa Lite Resurrection y Kazaa Lite Revolutions

También se lanzaron utilidades multimedia bajo el nombre K-Lite Codec Pack. Este último era un paquete de códecs para poder reproducir cualquier formato de video, audio y subtítulos. No era un cliente de Kazaa pero sí ayudaba a reproducir los contenidos descargados. Y aprovechando el tirón, incluso Sharman Networks, responsable de Kazaa, lanzó su propia versión, Kazaa Plus. Eso sí. Era de pago, aunque libre de malware. 

El final y el legado de Kazaa

Empezaba este artículo con el final de Kazaa, en agosto de 2012. Y hemos visto que su nacimiento se produce en 2001. Tras una primera fase de popularidad y éxito, a partir de 2003, Kazaa intenta hacerse rentable a costa de su reputación. El abuso de malware hace que los internautas migren a versiones no oficiales de Kazaa, lo que agrava el problema. Kazaa es popular pero sus usuarios no se fían del programa cliente oficial. Y aunque Sharman Networks decide denunciar estas prácticas, no logra frenar la proliferación de clientes de Kazaa.

¿Qué acabó con Kazaa? La persecución judicial no. Tampoco las prácticas de introducir adware y spyware en los ordenadores de sus usuarios. De ahí surgen alternativas limpias y fáciles de instalar que se hicieron más populares que el original. Tal vez tenga algo que ver el iPod y iTunes. Al fin una gran empresa permitía comprar canciones sueltas y descargarlas a tu ordenador. Y en 2008, el mundo conocería Spotify. Si bien no llegaría a Estados Unidos hasta 2011. Pagar una mensualidad por escuchar toda la música que quisieras. 

Los últimos años de Kazaa alargan la agonía del que fue uno de los programas más populares de la época. A finales de 2010, Atrinsic compra Kazaa. La propietaria, entonces, era Brilliant Digital, que se queda con un 20% de la empresa. Esta compañía había sido la responsable de introducir malware en Kazaa. Y posteriormente se hizo con la empresa. De la enésima compra surge Kazaa para iPhone en marzo de 2011. Una versión de pago bajo suscripción de 10 dólares mensuales. Pero no terminó de cuajar. Como dije, en agosto de 2012, su página web cerraba.

Qué fue de sus creadores

En cuanto a sus creadores. Niklas Zennström y Janus Friis crean una nueva empresa juntos. Tras Consumer Empowerment, Joltid, Sharman Networks y Altnet, todas relacionadas con Kazaa, apuestan por algo nuevo, Joost, en 2007. Video por internet. Una especie de YouTube pero basado en P2P. Por su parte, Janus Friis funda Rdio en 2010. Una plataforma de música por streaming. En 2012, el servicio llega a España. Y en 2015, cierra por falta de éxito. Aunque vende la empresa a Pandora Radio por 75 millones de dólares. A diferencia de Spotify, no tenía versión gratuita. Pagabas mensualmente 4,99 euros por la versión web o 9,99 euros por la versión móvil y web. Con siete días de prueba gratuita. 

En 2012, Friis funda Wire, una plataforma de colaboración con cifrado. Y en 2014, crea Starship Technologies junto a Ahti Heinla. Una empresa que desarrolla robots autónomos. Por su parte, Niklas Zennström crea la European Tech Alliance, una asociación de empresas tecnológicas europeas. Y lo último que sabemos de Zennström es que sigue al cargo de su propia empresa de inversión, Atomico, con sede en Londres, y que creó en 2006, un año después de vender Skype a eBay por una millonada. Atomico invierte o ha invertido en más de 200 empresas como Supercell, Rovio o Last.fm.


Fuentes:

https://hipertextual.com/2024/03/historia-kazaa


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