Se ha logrado ejecutar un Linux moderno en un disquete de 1,44 MB, demostrando que incluso dispositivos "obsoletos" pueden albergar sistemas operativos completos como Windows o Linux.

 FLOPPINUX es una distribución completa de Linux que cabe en un solo disquete de 1,44 MB. Piensa en ello como Linux From Scratch, pero para crear una distribución en un solo disquete. Arranca directamente en un terminal Linux operativo con almacenamiento persistente y herramientas esenciales.

Si a un disco duro SSD le cuesta ejecutar Windows 11 con un montón de bloatware, imagínate hacerlo con un simple disquete. Desde hace muchísimos años que dejaron de usarse tras la llegada de CDs y después los discos pasaron a quedar en el olvido por los pendrives.

Hoy en día, con una memoria USB puedes ejecutar sistemas operativos sin problemas, tanto el de Microsoft, como diversas distribuciones de Linux si utilizas herramientas como Ventoy. Eso es posible porque el estándar y la capacidad de almacenamiento lo permite.

Sin embargo, en un disquete que puede llegar a un máximo de 1,44 MB parece “imposible”. Un SO que quepa en este espacio tan diminuto sería algo definitivamente increíble y, para la sorpresa de muchos, alguien lo ha conseguido.

Linux sirve hasta en un disquete y este experimento lo confirma

¿Miedo a pasarte a una distro de Linux? Para cualquiera con una PC antigua, es una de las mejores opciones porque además de ser gratis, tiene un rango amplio de compatibilidad con dispositivos debido a que los requisitos mínimos no son tan exigentes.

El experto de Action Retro, ha publicado en vídeo en su canal de YouTube en el que explica un experimento interesante sobre estos sistemas operativos. Después de comparar un CD con Ubuntu instalado que pesa alrededor de 5,8 GB, ha decidido ponerse el desafío de usar el kernel de Linux en un disquete con un máximo 1,44 MB.

Para ello, se ha enfocado en la versión 6.14 del SO siguiendo una guía especializada en GitHub con una “miniaturización extrema”. De esta manera reduce al máximo las funciones con “tiny config” y emplea la herramienta BusyBox para solo usar utilidades muy básicas.

Al mantener solo lo esencial para que el sistema se active, se queda únicamente con comandos de UNIX como ls, cat y vi, que se ejecutan desde un solo archivo binario. Tal y como se puede apreciar, es un trabajo meticuloso para lograr que cada kilobyte (KB) valga la pena.

En este punto, el usuario logró compilar el sistema en un equipo con Arch Linux usando un procesador 486 DX2 66 MHz junto a la respectiva disquetera. Según la información que comparte, el kernel ocupó unos 829 KB, por lo que el restante se usaría para utilidades o scripts.

A pesar del logro, enfrentó numerosos problemas porque la mayoría de los disquetes eran defectuosos o se presentaban dependencias de software muy molestas.

Dejando eso a un lado, es increíble ver cómo en un hardware de hace más de 30 años es posible usar un disquete como almacenamiento para ejecutar un sistema, más aún cuando es hasta 4.000 veces más ligero que el peso original.

Por supuesto, no sería una distro útil, pero es suficiente como para comprobar los extremos a los que puede llegar un software si se comprime al máximo.